ÍNDICE

1.-Historia de las constelaciones
2.-Constelaciones Circumpolares
3.-Constelaciones de Otoño
4.-Constelaciones de Invierno
5.-Constelaciones de Primavera
6.-Constelaciones de Verano


CONSTELACIONES DE OTOÑO

(Por Agustín y Enrique Camacho Sánchez)


"¡Que llueva! ¡Que llueva! la Virgen de la Cueva..." (Canción popular)





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(Fig.1) Esquema mitológico de las constelaciones de otoño

    Si empleamos el punto de vista que tenían los antiguos para ver el cielo, podremos echar a volar nuestra imaginación. Entonces - es un acto de magia (y sin fe no hay tal magia) - aparecerán ante nuestros visionarios ojos fantásticos seres, que como cuentas de un rosario, nos servirán de hilo conductor para leer en el cielo y poder recordar las maravillosas leyendas de la mitología clásica. Las mágicas figuras serán nuestros guías en un laberinto de redes, de posibles caminos que engarzan, que tejen, unas historias con otras en una especie de relato interminable.

    No olvidemos que se trata de un cuento. Los cuentos no se escriben: se trasmiten de viva voz. Constituye un acto de herejía el escribirlos: se mata el tiempo y todo cuanto de benéfico tiene - el olvido, la calma, el ritmo...- y también se mata, al ponerlos en un papel, la relación humana. En todo buen cuento el personaje principal es la fantasía: del que cuenta y puede permitirse el inventar, reformar o suprimir; y la fantasía de quienes lo reciben que puede hacer otro tanto.

    Ya nos gustaría contar al oído a todos nuestros oidores, estas antiguas y lindas leyendas –lo hemos hecho a nuestras amadas y, con un tono diferente, a nuestros amigos- pero las limitaciones del Oceano Espacio-Tiempo hacen que no sean tantos como quisiéramos.

    Así que abrazamos la heterodoxia y pondremos por escrito lo que ha estado por siglos pasado de generación en generación a fuerza de la voz. Somos, pues, herejes. Acusados seremos de impiedad seguramente por algún petimetre sofista de tres al cuarto,... tomaremos nuestra cicuta sin pestañear, como hizo Sócrates. Pero la meta perseguida lo merece. Como decía el lema del Año Internacional de la Astronomía, el 2009, tratamos de poner “El Universo, a tu alcance”, y resueltos a ello no pararemos en pequeñeces, ni nos arredrará contratiempo alguno: el objetivo es fascinarse ante el fantástico espectáculo del Cosmos, del cual somos un grupo más de actores que participan maravillados.

    Con estas consideraciones en nuestra mente pasemos a contemplar las constelaciones de Otoño (ver esquema Fig.1), con la visión de hoy día, pero sin olvidar las reflexiones que hemos hecho sobre el pasado.

    Estas constelaciones se llaman así, porque son visibles durante las primeras horas de la noche en dicha estación. Así, las constelaciones de cada estación son las que pueden verse en las primeras horas de la noche de cada época.

    Como podemos ver en el primer mapa mitológico (Fig.1), las estrellas Algenib (marcada con la letra «A»), Alpheratz («B»), Scheat («C») y Markab («D») conforman un gran cuadrado que es un buen punto de referencia para la observación del cielo. Este cuadrado es parte de la constelación de Pegaso (Pegasus) (Fig. 2), el famoso caballo alado de la mitología griega (tradicionalmente representado como medio animal con alas y patas arriba). Unida a Pegaso está Andrómeda, la constelación de la princesa encadenada. Una de las primeras constelaciones que fueron bautizadas. Su antigüedad ha dado tiempo a generar una rica y variada mitología a su alrededor, relacionándose con algunas de las constelaciones circumpolares que mencionamos, como por ejemplo, Perseo.

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(Fig.2) Pegaso en “Uranometría” de Johann Bayer (1603)

    Andrómeda era hija de Casiopea y Cefeo, reyes de la antigua Etiopía. Cuando Casiopea se jactó de ser más bella que las Nereidas (hijas del dios marino Nereo), Poseidón se indignó y envió al monstruo Cetus (la Ballena) para asolar el reino de los etíopes. Aconsejados por un oráculo, los reyes presentaron a su hija como sacrificio a la Ballena, pues era el único modo de apaciguar al dios. Por orden del rey y la reina, encadenaron a la princesa a una roca cerca del mar.

    Sin embargo, Perseo, enamorado de ella, llegó a tiempo de rescatarla montado sobre Pegaso, el caballo alado. Perseo salvó Andrómeda de su cruel destino descubriendo la horrible cabeza de Medusa a la Ballena. Medusa tenía el poder de petrificar a quien la mirase, y claro está, inmediatamente el gran animal marino se convirtió en piedra (ver Fig. 3).

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(Fig.3) Perseo y Andrómeda en una cartografía de Stern

    En la constelación de Andrómeda está la galaxia que lleva también su nombre. Dicha galaxia puede verse a simple vista como una mancha lechosa, si la noche es suficientemente oscura, el cielo está limpio y se tiene como aliada a Sta. Lucía. Bromas aparte, con unos prismáticos se ve bastante bien. Para localizar su posición podéis ver el primer mapa: la galaxia de Andrómeda se denomina también como M31, esto quiere decir que es el objeto número 31 del catálogo de Messier (un astrónomo). Cuando la observéis, su luz habrá viajado dos millones de años para estimular la retina de vuestros ojos. ¡Os ilumina la imagen de millones de soles como el nuestro y quien sabe si con planetas...como el nuestro! Un imagen que a lomos de las ondas luminosas ha viajado a la velocidad de 300.000 kilómetros cada segundo para llegar hasta vosotros en ese momento. ¡Una luz que cuando salió de allí, tenía a la humanidad naciendo en este planeta! (En el 2009 también se celebró el doscientos aniversario del Galileo de la Biología: el genial Darwin. Y como Galileo, también tuvo que pasar su calvario. Y como Sócrates... Y como Hipatia de Alejandría... y tanto otros prometeos que por traer la luz a la humanidad, parte de ella se lo ha agradecido con amenazas de muerte o burlas a su persona).

    Es interesante hacer notar que la lluvia de meteoritos -estrellas fugaces- denominadas Perseidas o lágrimas de San Lorenzo (alrededor del 12 de agosto), se debe a que la Tierra pasa por la órbita del cometa Swift-Tuttle y la «caída de las estrellas» da la sensación de proceder de la zona de la constelación de Perseo, de ahí lo de Perseidas (que quiere decir hijas de Perseo).

    En otoño, también podemos ver el Carnero (Aries) del dios Hermes, Mercurio entre los romanos –dios de comerciantes y ladrones-, y que ha pasado hasta nuestros días como el San Pancracio de los vendedores, el que debe de estar con una moneda en el dedo, que debe señalar hacia dentro de la tienda (si no es así echa a los clientes) y al que se le ofrece, a sus pies, un ramito de perejil. Fijaos en los pies de la estatuilla, si tenéis ocasión y si está bien hecha, debe llevar unas sandalias aladas sin puntera, pues Mercurio era el rápido mensajero de los dioses. Es impresionante pensar como un dios del panteón griego politeísta, y a través del sincretismo religioso romano, es todavía venerado, después de miles de años.

    La estrella más brillante de esta constelación es Hamal: carnero, en árabe. Cuenta la historia que cuando este animal fue sacrificado, su vellocino dorado quedó bajo la custodia de un dragón insomne. Allí colgaba entre las ramas de un roble, en la Cólquida, una región de Asia, situada entre el mar Caspio y el Negro (Ponto Euxino). Hasta que llegó Jasón y los Argonautas...pero no nos vallamos por las ramas de este roble de cuento.

    Más constelaciones de otoño:

    El Aguador o Acuario (Aquarius Fig.4) al que se le ha identificado con Zeus vertiendo las aguas de la vida desde los cielos. Según otra leyenda es Deucalión, hijo de Prometeo, navegando sobre las aguas del diluvio.

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(Fig.4) La constelación de Aquarius en la "Uranometría" de Bayer

    El aguador data de los tiempos de Babilonia el actual y maltratado Irak - está situado no lejos de un delfín (Delphinus Fig. 5), de "la cabra marina" o Capricornio (Capricornus Fig.6) y de unos peces (Pisces),... Signos todos ellos de una estación en la que se espera que haya lluvia y agua en abundancia.

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(Fig.5) La pequeña constelación de Delphinus en "Uranometría" de Bayer
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(Fig.6) Capricornus "Uranometría" de Bayer

    Capricornio, Acuario, Piscis ( la zona de 30º del Zodiaco, y no Pisces – la constelación) y Aries: son los nombres también de cuatro de los doce signos del Zodiaco, el camino que aparentemente recorre el Sol por el cielo con su séquito de planetas; y que ahora no coinciden con las constelaciones de su nombre (que van retrasadas con respecto al Zodiaco), debido a la precesión de los equinoccios; así, por ejemplo, la faja zodiacal de Acuario, contiene ahora la constelación de Capricornio; la de Piscis, contiene a Aquarius; la zona de Aries, a la constelación de Pisces y sucesivamente.

    En esta zona del cielo, el de otoño, nos encontramos en estas fechas, el planeta Urano, grande y lejano - lejanía que hace que su movimiento sea lento como mandan las leyes de Kepler. Y también Neptuno, dios de las aguas y los mares, visibles como un puntito, con un telescopio mediano.

    Gustosamente os contaríamos la leyenda del Carnero y de los Argonautas, Y también, la de Pegaso, o el Delfín.... Pero... ya sabemos que no debemos abusar de vuestra paciencia...por esta vez ya es bastante. ¡Es que nos enrollamos como una persiana! (de Persia). Nos despedimos con un mapa de las constelaciones en Otoño (Fig. 7).

    ¡Que llueva a gusto de todos!

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(Fig.7) Mapa astronómico de las constelaciones de Otoño.

   


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